Quise sentirme libre y a pesar de la cantidad de compromisos que me ataban a Madrid, fui a la estación. Elegí el primer destino que me llamó la atención, compré el billete y subí al tren.
Solo quería demostrarme a mi mismo que tenía la posibilidad de huir al alcance de mi mano. Que tanto estrés y esfuerzo por el trabajo merecían la pena porque yo lo había elegido.
Una vez que me convencí de lo fácil que me podría resultar empezar de cero, bajé del tren y regresé a la oficina.
Solo quería demostrarme a mi mismo que tenía la posibilidad de huir al alcance de mi mano. Que tanto estrés y esfuerzo por el trabajo merecían la pena porque yo lo había elegido.
Una vez que me convencí de lo fácil que me podría resultar empezar de cero, bajé del tren y regresé a la oficina.
2 comentarios:
Todos deberíamos buscar un tren...y a veces, marcharnos bien lejos. Un beso, Evilla, me gusta que elijas
Erm... a lo mejor deberías ocultar esta entrada hasta dentro de unos días :oD
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