jueves, 4 de junio de 2009

El dinosaurio de la selva Amazónica


¿Qué por qué estoy dibujando un dinosaurio con gafas de sol? Me dice. Es que si no le pongo gafas no podría abrir los ojos el pobre con el solazo que hace, y tampoco es plan de que viviendo en la selva Amazónica no pueda disfrutar del paisaje.
Teresita me decía que mejor le pusiera lentillas, pero a mi me parece que las gafas le quedan más graciosas. Además, digo yo que si es mi dibujo podré pintarlo como quiera ¿no?

No sé por qué últimamente la profesora nos pide cada día que hagamos un dibujo de lo que hayamos hecho la tarde anterior. Ella no se cree que los míos reflejen realmente lo que he hecho yo, y por más que le juro que es verdad no sirve de nada. Hoy por ejemplo quería castigarme por mentiroso. Dice que es imposible que yo haya pasado la tarde del martes en la selva con un dinosaurio azul, si por la mañana estaba en el colegio en Madrid. Y la verdad es que tenía razón, no era azul el dinosaurio sino amarillo, pero he querido dar un toque creativo a mi dibujo.

Dice que va a llamar a mi madre para que vaya hablar con ella, pero no creo que quiera ir. Yo nunca he conseguido que se levante del sofá, ni siquiera aquel día que me caí de la silla de la cocina al intentar coger el bote de nocilla. Ese día me hice mucho daño en un pie, pero ella solo me gritaba desde el salón que me callara porque no la dejaba escuchar los anuncios de teletienda. Hasta que no vino papá por la noche no me llevaron al hospital para que me pusieran la escayola.

Yo al principio lo pasaba mal, pero un día mi amigo Fran me dijo que lo que tenía que hacer cuando estuviera triste era cerrar los ojos muy fuerte, y viajar con mi imaginación al sitio que yo quisiera. Desde entonces es lo que hago cada tarde al llegar a casa. Me siento en un rincón de mi habitación y me voy de viaje. No he vuelto a llorar y he hecho muchos amigos por todo el mundo. Y como estoy calladito no molesto a mi madre y no me grita, y puede quedarse tranquilamente en el sofá viendo la tele y bebiendo agua. Que debe ser que ver los anuncios da mucha sed, porque siempre tiene en la mano una botella de agua y se pone muy nerviosa cuando se le acaba.

He estado en África, en Asia, en América. He montado en globo y en submarino, y hasta una vez un oso polar dejó que me subiera a su lomo y me enseñó cómo era el polo norte.
A mis amigos del colegio les da envidia, porque ellos siempre tienen cosas que hacer y nos les da tiempo a ir de viaje. Sus padres son un rollo y les obligan a ir a clases de gimnasia o natación.

Creo que mañana viajaré a la India para subirme encima de un elefante. Aunque la profesora me ha dicho que mañana después del colegio va presentarme a unos señores muy simpáticos que van a hacerme unas preguntas. Dice que no me preocupe porque pronto me llevarán a otra casa y podré tener otra mamá que me atienda. Pero yo no quiero otra mamá que me obligue a ir a natación y no me deje viajar.

1 comentarios:

Jimena dijo...

Coño, Evilla, qué triste!! También tú te pasarás al lado de los personajes atormentados? Mola... Besito

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